Entramos en Albania, uno de los países que mas nos sorprendió, no se si para bien o para mal. Es cierto que veníamos de países más europeos, y realmente el cambio es muy brusco.
Para empezar, igual que pasa en Montenegro, a no ser que compres una sim ( lo que no recomendamos si no vas a estar menos de 1 semana por el país ) no vas a tener internet, pues no hay acuerdo de Roaming con la UE.

Otra de las cosas que debes saber antes de visitar el país, es que aquí usan una moneda diferente al euro, el Lek Albanés.
Entenderás porque nos sorprendió Albania, la manera que tienen de conducir, diciéndolo finamente, es arriesgada, donde hay una línea continua o doble línea continua ellos ven discontinua y la posibilidad de avanzar, no solo eso, si no que es lo mas normal que quien tiene que ceder el carril eres tú, cuando te encuentras un coche adelantando a otro en la otra dirección. La verdad que a mi que me gusta conducir, le cogí rápido el truco, y hasta me gustaba, pero era de videojuego total.

Ir con mucho ojo, y siempre tener visible el arcén, pues en más de una ocasión os encontrareis coches adelantando por vuestro carril y veréis que ellos no se van a apartar.
Tirana, su capital es “especial” sumado a las normas anteriores, de adelantamientos sin mirar existe un poco de descontrol a la hora de circular por ella. Me recordó más a un país asiático o del medio oriente como Omán, por ejemplo, que no un país europeo.

Dicho esto, vale mucho la pena pasar unos días por el país, a nosotros la diferencia de culturas nos encanta y encontrarnos con ese choque tan grande nos hace sentir que descubrimos cosas nuevas. No os asustéis por mis líneas y dejaros llevar por la vida albanesa sin miedo.
Puedes leer este post que te dejamos aquí con todas las cosas que ver y hacer en Albania mucho más amplio.
Tirana
La influencia comunista se deja sentir por casi todos los rincones. Desde la gigantesca plaza de Skanderbeg hasta los búnkeres convertidos en museos y exposiciones de arte, o la polémica pirámide construida en recuerdo del dictador Hoxha. Tal como decimos que Tirana es un caos a la hora de circular, vale la pena, todo y que no sea muy interesante turísticamente de perderte por ella y disfrutar de su gastronomía y de su gente, veréis que de pasar de Croacia o Montenegro a aquí son 2 horas en coche y todo un mundo.
Berat
Es la punta de lanza del país. El destino turístico más conocido que ver en Albania. Una preciosa localidad, Patrimonio Mundial por la Unesco, situada a menos de dos horas de la capital. ¿Qué es lo que tiene Berat que gusta tanto?. Una ciudad con más de 2000 años de historia a sus espaldas en la que cada cultura ha dejado su impronta. Aunque carece de grandes monumentos que visitar, es un gigantesco museo en sí misma y en pocos minutos será capaz de engancharte sin remedio.

Gjirokastra
Brutal, lo visitamos sin muchas ganas pensando que seria un pueblo más, la verdad es que son 2 calles, pero nos impresiono. Patrimonio mundial por la Unesco, es, sin duda, el mejor ejemplo de arquitectura tradicional otomana en suelo albanés. Y ojo que también tiene un curioso sobrenombre: la ciudad de piedra. Podréis comprar souvenirs hechos a mano y con toques de otomanos, realmente en este pueblo se detuvo el tiempo para que podamos recordar como era la vida años atrás.

Ksamil, Lukove y la Riviera Albanesa
Estamos en el extremo sur, casi tocando la frontera con Grecia. Y aquí, tenemos uno de los grandes tesoros que ver en Albania. Una población salpicada por playas de guijarros, pequeñas islas y bañada por aguas súper transparentes y de un increíble color turquesa. ¡El paraíso está aquí!. Es el comienzo de la llamada Riviera albanesa.

Hay infinidad de playas, imposible visitarlas todas, nosotros por suerte, y como tónica de todo el viaje sin apenas gente, como mucho alguna familia local, toda las playas para nosotros.
Albania tiene poco que envidiarles a sus países vecinos en cuanto a riqueza natural se refiere. Y la costa de la Riviera albanesa es la mejor prueba de ello. Ya hemos conocido uno de sus destinos estrella, Ksamil, pero estamos ante un tramo costero de más de 100 kilómetros de extensión repleto de playas, muchas de ellas vírgenes y de una belleza cautivadora.
Vale la pena dedicarle si los tenéis unos días.
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