Día 3: cómo llegar y primera impresión del desierto
En cada viaje, siempre hay un día, o un par de ellos en que el viaje pasa de ser bueno a ser irrepetible, y este momento es uno de ellos. Ya de por sí, el viaje a Omán es sorprendente, pero esto lo pone casi en la cabeza de la lista de lugares a visitar.
Me levanto temprano, debo estar a las 10 de la mañana en Al Qabil, a unas 2 horas de la capital y unos 180 km. Salgo temprano y con tiempo, pues me dirijo hacia una de las joyas de este país, el desierto de Wahiba sands.

Hay 2 formas de llegar hasta el campamento en medio del desierto, con un vehículo particular 4×4 o si no lo tienes ( como es mi caso, ya que mi vehículo es normal ) ellos te ofrecen la posibilidad de llevarte y traerte. Yo contrate este tipo de actividad con Nomadic Desert Camp, una pequeña empresa familiar con un pequeño campamento muy cuidado, y sin duda volvería a repetir con ellos.
Durante el camino y apenas media hora de salir de la ciudad ya empiezo a ver como el paisaje cambia, y empiezan a aparecer dunas de arena. Recuerdo que dúrate el camino me cruce con varios camellos, uno de ellos cruzando la carretera ( las señales ya te advierten que vayas con cuidado pues es común que estos animales crucen las carreteras ) y lo primero que hice es parar para verlo, jamás había estado tan cerca de este tipo de animal en estado salvaje.

Son cerca de las 9:30 y ya estoy en el lugar, delante de una pequeña caseta y al lado de un pequeño taller mecánico, donde un par de clientes más que van con su coche 4×4 aprovechan para desinflar las ruedas, ya que es la manera de poder conducir por el desierto.
El campamento
En una hora aproximadamente y después de adentrarnos completamente en el desierto entre dunas, llegamos al campamento… realmente es increíble poder estar allí, en medio de la nada, rodeado de dunas, sin apenas agua, ni corriente, totalmente cuidado donde puedes comprobar cómo se vivía exactamente en un campamento beduino.

La familia del campamento la llevan los hermanos, que hacen que la visita sea especial, hablan un inglés muy correcto y te explican y te cuentan todas las curiosidades de vivir en el desierto.
Puedes hospedarte varios días, todo y que yo solo decido hacerlo una noche, ya que es lo más común. En el precio, que no es precisamente económico, entra todo, estancia, comidas y bebidas todo incluido y una excursión de 1hora por el desierto en dromedario.

Pero no solo eso, solo llegar nos dan la comida, y nos dejan la tarde libre, así que aprovecho para coger cámara y drone y adentrarme haca el desierto, no importa la dirección solo hay dunas y arena, dunas y arena.
Realmente el paisaje es increíble, a lo lejos veo grupos de camellos que andan por las dunas, no se oye más que el ruido del viento y la arena moverse.. jamás había estado en un lugar así, y tengo muy seguro que volveré a repetir.

Después de un par de horas andando y disfrutando de aquel paisaje, me recoge en 4×4 uno de los hermanos, pues me llevara junto con un par de familias más a ver la puesta de sol.
Nos ponemos rumbo colina arriba, aun no entiendo cómo pueden orientarse, pues no hay caminos… y nos detenemos bajo una duna enorme, donde subimos como podemos andando y esperamos hasta que el sol se ponga.

Justo antes de ponerse la luz es roja, y junto con la arena hacen una estampa única.
Una vez ya empieza a caer la noche, justo debajo de esa colina y con 4 ramas que se encuentra por el suelo, el beduino nos monta un pequeño fuego con una tetera, y nos da unos dátiles para acabar de disfrutar la caída del sol, y tomar un aperitivo justo antes de cenar.
Ya de vuelta al campamento, cenamos una especia de alubias blancas con huevos y unas tortitas de pan hechas durante el mañana allí mismo.
Recuerdo que los hermanos de la familia me miraron mal, puesto que aunque yo soy diestro cogí un trozo de comida con la izquierda ( vivir en el desierto no incluye que comas con cubiertos, se come con las manos ) pero siempre con la mano derecha, la izquierda se usa para otras cosas sobre todo cuando vas al baño, así pues jamás deis la mano izquierda para saludar ni para comer, si no queréis que, siempre con humor, os miren mal y os hagan algún comentario sobre lo que no se debe hacer.

Ya en plena noche, y sin ningún tipo de luz más de una pequeña hoguera con ceniza, nos juntamos todos alrededor del fuego, encima unas alfombras gigantes y charlamos y sobre todo, observamos ese cielo increíblemente estrellado, como siempre, con un plato de dátiles y una taza de té.
Realmente la experiencia no podía ir mejor. Siendo ya las 3 de la mañana decidimos ir a dormir, ya que nos espera una nueva aventura en el desierto el día siguiente.
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